¿Tengo gripa, resfriado o alergia?.

Estamos atravesando en Colombia por un pico de infecciones respiratorias tan severo que en diferentes medios se observan llamados desesperados de los intensivistas que ven como se llena la ocupación de sus unidades sin mucho que puedan hacer. Este hecho en una fase madura de una pandemia por coronavirus no es un dato menor.
En mi caso como otorrino, las consultas por motivos de consulta como:
“Tengo la nariz tapada”, “me duele la cara”, “al niño no se le quita la tos”, “no se me quita el dolor de garganta”, “me sale de todo por la nariz”, “tengo como gripa pero no me sale nada” o “me está bajando moco por atrás”, se han multiplicado.
Es muy importante explicar que el término “gripa”, muy frecuentemente usado para describir estos síntomas se refiere principalmente a un grupo de infecciones por Influenza virus potencialmente letales para la vida y de alta virulencia y contagiosidad (especialmente en algunos grupos de edad o pacientes con comorbilidades) que ataca episódicamente la humanidad variando sus formas de presentación con el tiempo. La vacunación se mantiene como una de las formas más efectivas de prevenir las consecuencias letales. Algo similar ha pasado con la infección por coronavirus COVID 19 y sus variantes, desde cuadros leves o asintomáticos pasando por molestias severas pero sin compromiso para la vida, hasta las temidas neumonías o complicaciones neurológicas fatales.
El resfriado común o rinofaringitis a diferencia de la gripa propiamente dicha, es causado por adeno o rinovirus, altamente contagiosos y sintomáticos pero sin riesgo para la vida.
En ambos casos los síntomas agudos virales se derivan de la reacción inflamatoria aguda de la mucosa nasal y faríngea, es decir un cuadro de corta aparición de rinorrea (producción aumentada de moco) inicialmente clara y luego verde a amarilla por delante y detrás de la cavidad nasal, obstrucción nasal, alteración del olfato, voz nasal, dolor en cara, dolores musculares, malestar general, dolor de garganta, dolor de oído y en algunos casos fiebre (temperatura mayor de 38.3 grados centígrados con termómetro).
Se debe diferenciar además de los pacientes con síntomas crónicos o de larga data de obstrucción nasal, mocos claros, prurito nasal u ocular, manipulación nasal, estornudos que corresponden a patología rinosinusal crónica principalmente de origen alérgico en quienes el malestar general, dolores musculares y la fiebre están ausentes y en quienes el manejo inicial de prevención de factores ambientales y el uso de corticosteroides nasales deben ser la base principal del tratamiento
En el caso de los pacientes con síntomas agudos virales el tratamiento inicial debe contener analgésicos, antipiréticos (fiebre), descongestionantes nasales (evitar en caso de hipertensos, arritmias o paciente con riesgo cardiovascular elevado) y lavados nasales de alto volumen y baja presión. Es muy importante explicar que en la mayoría de los casos el origen es viral y por tanto el uso de antibióticos (antibacterianos específicamente) se dejan a criterio médico principalmente ante la presencia de complicaciones o cuadros severos como abscesos amigdalinos, meningitis o neumonías con indicaciones muy específicas y siempre evitando la automedicación.
Las medidas de prevención de contacto como el uso correcto de tapabocas y lavado de manos en pacientes sintomáticos son fundamentales para la prevención del contagio de la enfermedad.
En cualquiera de los casos anteriores siempre la recomendación debe ser consultar al especialista para la diferenciación clínica y el diagnóstico adecuado que permita recomendar el mejor tratamiento, identificar grupos de riesgo y evitar complicaciones. No son pocos los casos donde como otorrino, me enfrento a pacientes que buscan consulta por una “gripa” o “sinusitis” y me encuentro con bronquitis o neumonías complicadas que debo enviar a hospitalizar.
Es muy importante explicar que la vacuna para la “gripa” (influenza) o el COVID (coronavirus) busca proteger de una complicación fatal y no prevenir resfriados. Razón por la cual de forma equivocada algunas personas dicen que la vacuna para la gripa no sirve pues se siguen resfriando. Esta explicación del objetivo de la vacunación debe ser claramente explicada por el personal de salud a cargo de la vacunación y todos los que trabajen en prevención y promoción con el fin de evitar desmotivación y desinformación, en algunos casos malintencionada, respecto a los beneficios de la misma. Dicho de otra forma, la gripa te puede matar, un resfriado no; la vacuna es para prevenir lo primero y no para que no se siga resfriando.
Un mismo motivo de consulta, nariz tapada por ejemplo, puede derivar en conductas muy diferentes para cada paciente de acuerdo al diagnóstico encontrado.
Consulte a tiempo, evite la automedicación o al “Doctor Google” y tal vez podrá ahorrarse muchos dolores de cabeza y tiempos en salas de urgencias.
Johan Valderrama H, MD, MBA.
Otorrinolaringólogo
Dip. Trastornos respiratorios del sueño.
Otorrino-Dent
@otorrinodent en IG

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